Qactus transforma la basura plástica en filamentos de impresoras 3D

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Compañeros de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad de Santiago, decidieron tomar otro camino al egresar y optar por formar un emprendimiento sustentable. Son cuatro emprendedores que plantean un modelo de cambio al paradigma cultural del plástico, donde ya no se trata como un desecho, sino como un activo y un recurso económico.

Para ello, formaron Qactus, empresa que recicla plástico y lo convierte en filamentos para impresiones 3D. Combinan tecnología de vanguardia con sustentabilidad.

“No vemos otra forma de trabajar que no sea esta. Podríamos estar en un laboratorio ganando un sueldo fijo todos los meses, pero solucionando problemas que no tienen la misma injerencia que lo que está ocurriendo con el plástico hoy en día”, dicen los muchachos de Qactus.

Para entender el panorama general de la crítica situación que vive el material hoy en día, hay que saber que para 2050 habrá más plástico que peces en el mar en los océanos, según informaron las Naciones Unidas. Se les ha apodado “Islas de Plástico”, debido a las toneladas flotantes encontradas en varias partes del mundo. De hecho, cerca de las costas de Perú y Chile se encontró una de más de 2 millones de kilómetros equivalente al tamaño de Colombia, descubierta por la organización Algalita.

En relación a la situación, Julien Hanna, Director Ejecutivo de Qactus, dice que existe una concepción errónea en cómo se ve el plástico y por ello ocurre lo que estamos viviendo. “Debemos verlo como un activo y a la basura en general también. El plástico es uno de los mejores materiales inventados en la historia, pero está pesimamente utilizado, ya que lo ocupamos para un solo uso y luego lo botamos”, afirma.

Los filamentos Boomerang para impresiones 3D

La respuesta ante este escenario está en el manifiesto de su página web: “¿Es realmente el reciclaje lo que impedirá que el mundo se llene de basura? Ciertamente es un comienzo, pero no lo creemos suficiente”. Por esta razón, decidieron mezclar la tecnología con la sustentabilidad, mediante un proceso de trituramiento y pelletizado que forma una especie de “lentejas” de plástico, que luego sirven para crear los filamentos con que se diseña en impresoras de tres dimensiones.

Dentro de su línea de productos se encuentran los filamentos de plástico, lápices 3D y recientemente filamentos Boomerang para impresoras 3D. “Van dirigidos principalmente a los niños para que desarrollen actividades en colegios y/o talleres educacionales. La recepción ha sido increíble y creo que es principalmente porque los ayuda a imaginar en tres dimensiones”, comenta Felipe Herbage, Director Productivo.

Por su parte, el Director de Comunicaciones, Héctor Loyola, añade que otro de los objetivos de Qactus es conectar la educación con la sustentabilidad. “Queremos llegar a los alumnos para que entiendan que la basura también se puede transformar en tecnología. Y el caso ideal es que ellos puedan dibujar con basura reciclada en sus propios colegios”.

Los Inicios

Nombraron la empresa Qactus literalmente por la planta que crece en lugares desérticos. “El Qactus representa la vida donde nadie la espera y es una especie eficiente que utiliza muy bien sus recursos”, comentan y añaden entre risas que también “es por una canción de Gustavo Cerati”, ya que todos son fanáticos del cantautor argentino.

Los orígenes de su innovación nacieron de una experiencia que vivieron mientras realizaban su tesis universitaria, donde la cantidad de desechos aumentaba cada mes y nadie reciclaba. “Durante un año estuve haciendo cientos de placas de “petri” y el impacto que generé al final haciendo ciencia, fue totalmente contraproducente con el cuidado del medio ambiente. Todo lo que sobraba se iba a la basura”, dice Hanna. Y por su parte, la Universidad, no les dio la oportunidad para solucionar la problemática. “Propusimos hacer un punto de reciclaje, pero nos dijeron que no. Ni siquiera era tema”, comenta Loyola.

Plástico reciclado en forma de pellets.

Por ello, la tarea era solucionar la raíz del problema: la reutilización del plástico, y para ello, primero construyeron una trituradora para moler el plástico y convertirlo en pellet (Ver Foto). ” La máquina es completamente reciclada con un motor que encontramos en una chatarrería y luego refaccionamos. La parte negra es de una ex máquina de cocer industrial”, comentan.

Para llevarlo a cabo, se inspiraron en Precious Plastic –movimiento liderado por Dave Hakkens, quien libero planos de máquinas para reciclar plástico de forma local- una contraposición a la teoría de que sólo las grandes industrias pueden reciclar. Luego, probaron durante meses con planchas de plástico fabricadas en base a los filamentos, donde junto a “Claje” diseñaron el modelo del Premio Sustenta 2017. “Es sumamente importante no mezclar los tipos de plásticos para mantener una excelente calidad. Eso es fundamental al momento de comparar productos de plástico reciclado con no reciclado”, afirma Hanna.

Actualmente, están postulando a un proyecto Start-up Chile, donde buscarán instalar servicios de reciclaje e impresiones fallidas en Fab Labs –laboratorios de fabricación digital para emprendedores y estudiantes con impresiones 3D- debido a la gran cantidad de desechos que terminan en la basura. “Queremos que los desperdicios de los proyectos vuelvan a ser utilizados una y otra vez sin perder la calidad. Una forma de economía circular”, concluyen.

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